Son las 8 de la
mañana y hoy, como todos los días, el joven Akil se despierta
perezosamente de su cama, se viste y se prepara la mochila para la
escuela, un nuevo día ha empezado y tan solo dispone de 1 hora
escasa para prepararse antes de que las clases comiencen.
A medida que va desperezándose escucha la llamada de su madre de que el desayuno esta
listo, y Akil, aún despeinado con gesto cansado y con lagañas en
los ojos, se dispone a ir a la cocina y a comprobar que hay ese día
para desayunar y para su sorpresa se encuentra un magnifico plato de
tostadas con sésamo y mermelada de higos así como una taza de té
por lo que Akil con entusiasmo se dispone a engullir su desayuno con
voracidad.
Una vez
terminado el desayuno, mira la hora del reloj y aun son las 8:20 por
lo que aun dispone de 40 minutos. Así, Akil sin perder más tiempo
se dispone a ducharse y a acicalarse para ir de forma correcta a la
escuela, no sin antes dar un beso a su madre y despedirse de ella.
Nada más salir
de su casa, Akil se dirige hacia su escuela y observa de forma
curiosa a un tumulto de gente pasar de forma rápida y callada...
Sigue avanzando por su barrio y saluda a un par de conocidos no sin
percatarse de que el tumulto de gente va aumentando a medida que va
caminando.
Surge entonces
en él la duda y se pregunta el porque de tanta gente, no lo entiende
ni lo comprende, su barrio no es precisamente un jardín de flores y
nunca antes había visto a tantas personas concentradas...
Sin preocuparse
más por el tumulto sigue caminando hacia la escuela durante 10
minutos más, hasta que de súbito siente una palmada en la espalda y
sobresaltado se gira al comprobar que su amigo Farid lo recibe
entusiasta y alegre: - ¡Que tal Akil! ¿Cómo llevas el primer día
de escuela?- Le pregunta. - Bien la verdad, aunque he visto una cosa
muy rara, había muchas personas concentradas por las calles de mi
barrio y nunca había visto tanta gente por allí le responde Akil,
-¿ Pero es que no te has enterado?- Le contesta con asombro Farid, -
¿Enterarme... de que exactamente?- le dice Akil asustado, - Pues..
el caso es que- ¡Ring Ring Ring! En ese justo momento suena el
timbre y los amigos se van cada uno a su clase.
Akil, se queda
pensativo, reflexionando acerca de lo que le ha dicho su amigo: - ¿
Que es lo que pasa?- Se pregunta para sus adentros, y en ese mismo
instante la profesora llega a la clase y les da a todos la bienvenida
al nuevo curso y les indica que como acto de inauguración, se
realizará una representación teatral en el salón de actos por lo
que Akil junto a su clase se dirige entusiasta hacia allí.
Por el camino,
Akil saluda a todos sus compañeros y compañeras, y comparte con
ellos todas las cosas que ha hecho durante el verano: - Un día fuimos todos a la playa, al otro me monte en una noria, la semana
pasada me bañe en una piscina- Contaba Akil.
Sin embargo, a
medida que iba relando a sus compañeros sus experiencias, observaba
que sus caras no mostraban ni por asomo la alegría de la suya... Si
acaso, alguna sonrisa forzada o una ligera palmada en el hombro. Algo
pasaba y el ambiente mismo lo decía... Pero ¿ Que diablos sería lo
que todo el mundo sabía y el no?
Una vez
llegados al salón de actos Akil se sienta junto a su mejor amigo,
que para variar también presenta una cara muy seria y preocupada, (
- ¿Acaso habrá suspendido?- Se pregunta Akil para sí mismo) y
mientras Akil le da vueltas a la cabeza, la directora del centro
comienza a dar su discurso: Que si la bienvenida a los de primer año,
que si recordar el esfuerzo y su recompensa, que si cumplir los
valores de la escuela y sinfín de notas que va diciendo en su
discurso y que provocan en Akil un aburrimiento máximo, por lo que
éste solo tiene ganas de salir de allí y averiguar lo que pasa. Así
pasan los minutos y las horas, hasta que por fín la profesora da por
concluido el discurso, cosa que parece enardecer los ánimos de los
compañeros y por supuesto el suyo propio, por lo que Akil se levanta
de su sitio, y se dispone a salir tras su compañero Farid cuando de
repente se oye un estruendo, lejano y potente a la vez, como si del
grito de un titán se tratase
Ante el
magnifico y temible estruendo, la directora da orden de mantener la
calma ( - Habrá sido un ligero terremoto- Piensa Akil nervioso para
sí) Pasan 5 minutos y no se escucha nada más por lo que la
directora anuncia que no hay nada que temer, por lo que los chicos
reanudan su marcha hacia las clases, cuando de repente se escucha un
segundo estruendo, y ésta vez, antes de tener tiempo para siquiera
detenerse, se escucha un sonido macabro y todo el techo del edificio
se desmorona sobre sus cabezas.
Akil corre como
puede y logra abrirse paso en una multitud de niños y profesores
asustados que corren como pueden en una carrera por la supervivencia
propia, en la que Akil corre sin mirar hacia atrás cuando se percata
de que su amigo Farid no está con él.
Temiéndose lo
peor, Akil mira alrededor suyo gritando ¡Farid, Farid! Pero lo único
que distingue a ver es una extensa humareda y escombros que se caen
del techo para dar sepultura a todos aquellos que se quedaron atrás... Atónito ante tal espectáculo, Akil se queda paralizado,
por el temor de la situación y por la impotencia que siente.
A medida que
observa paralizado como son enterrados vivos sus compañeros y
profesores, siente un tirón de la manga y se gira justo para ver
como Farid le grita a todo pulmón: ¡Corre!
Corren y
corren, esquivan escombros mientras que escuchan sin cesar ruidos y
estruendos de explosiones, unas más cercanas, otras muy a lo lejos y
no paran de correr insaciables hasta que ambos chicos logran salir de
la escuela para ver un paisaje aún mas desolador si cabe.
Con ojos
atónitos e incrédulos, los chicos miran lo que antes había sido
la calle de la escuela, para ver una calle llena de escombros, de
edificios partidos, de personas suplicando auxilio y de cientos de
ambulancias abriéndose paso entre las ruinas, que forman personas y
escombros a su vez, y que despiertan en Akil una preocupación aún
mayor: Su propia casa, por lo que sin pensárselo comienza a correr en
dirección a su casa, por un paisaje de muerte y de desolación, en
el que el joven chico no se para a pensar el porque de esa situación,
ya que lo único que lo preocupa es saber como está su casa, su
madre, su padre y su joven hermana, por lo que sigue corriendo hasta
llegar a su calle, donde por suerte ve que todo funciona de forma
normal.
Akil, se
dispone a subir a su casa cuando un coche se le cruza y una mano lo
agarra desde el interior... Asustado, intenta zafarse cuando
comprueba que es su tío Adhmed que le índica que suba
inmediatamente.
Sin pensárselo Akil hace caso de su tio y le pregunta - ¿ Donde están mis padres?-
Ante la pregunta su tío baja la mirada y le responde que despues se
aclarará todo... Pasan 10 minutos y el coche avanza por las calles
de su ciudad, dejando a la vista numerosos derrumbamientos y ruinas –
¿ Que ha pasado tío Pregunta inocente Akil -¿Ha sido un
terremoto?- Su tio, en silencio le indica que no piense ahora mismo
en ello... que todo se solucionará en poco tiempo, y éste sigue
conduciendo, en un silencio que cada vez gusta menos a Akil.
La monotonía
del viaje se hace notar, cuando Akil se percata de que están
saliendo de la ciudad, y que como ellos, hay muchos coches ese día
en la carretera.
Para distraer
el tiempo, Akil decide jugar a su juego favorito en el coche:
Adivinar la forma de las nubes (- Esa parece un pez, esa otra se
parece a una lampara, la de allí es un algodón de azucar...-)
Cuando de repente, aparece ante sus ojos lo más asombroso que ha
visto nunca: Un avión tipo Caza, que son los favoritos de Akil, por
lo que este, viendo que el Caza se acerca cada vez más, le grita a
su tio – ¡Tio, mira, es un caza como el de las pelis de acción
igualito al que tengo de juguete!
Ante su
emocionado grito, Akil observa que su tio le grita – Sal del coche
rápido- Y sin comprender muy bien, porque, Akil le hace caso, sin
dejar de mirar al avión, que cada vez esta más cerca, y más cerca
y más hasta que de repente suena otro de esos temblores, y otro, y
otro más...
Sin embargo
Akil, sin prestar atención a estos, se queda atónito mirando como
el avión con su elegancia, con su vuelo armonioso y su coraza de
metal, se dirige directamente hacia donde él está.
Lo mira con el
asombro de un niño que nunca ha visto nada parecido, es todo tan
alucinante, que es como si Akil estuviera metido en una de esas pelis
de acción que tanto le gusta, es sorprendente el brillo de la coraza
reflejado ante los rayos del sol, y la rapidez con la que se acerca,
provoca en Akil un grito de júbilo y emoción, ante sublime espectáculo.
Lo mira y lo
mira, y aunque su tío tira de él con fuerza, no despega su mirada
del cielo... No hay nada mas sorprendente que haya visto, y lo mira,
y lo mira, y suena un gran ruido, y se levanta la tierra, y todo a su
alrededor tiembla, y ve una luz anaranjada muy cerca de él, siente
calor, hace mucho calor, la luz se acerca y el caza ya se ha ido,
hace mucho calor... Y sus ojos se cierran.